Esta semana os desvelamos el porqué de la mejora de Valentino Rossi en el circuito de Jerez de la Frontera. El trabajo de una fábrica y el de un piloto por adaptarse a lo que se encuentra.
Como bien sabéis desde el Test de Sepang los chicos de Yamaha se están quejando de los Bridgestone de 2014, tanto Jorge como Valentino. Sus comentarios eran que tenían un enorme ‘spin’ y que tampoco podían frenar como les gustaría.
El cambio de los Bridgestone había sido en la carcasa para que soportase mejor el desgaste por las altas temperaturas. Algo que había puesto en peligro el desarrollo de la prueba australiana de Phillip Island, dado que su nuevo asfalto se comía literalmente las gomas japonesas.
Tras eso, todos los actores que intervienen en el mundial empezando por Dorna, como también algún directivo de esas compañías que aseguran a super estrellas, querían que cambiasen las gomas. Los primeros se lo pidieron a Bridgestone, el directivo de la aseguradora cruzaba los dedos porque así pasase. Finalmente así fue y final feliz. ¿Para todos? Por cómo ha empezado el artículo, está claro que no, porque ese cambio ha provocado que los neumáticos sean muchísimo más duros, más rígidos, y obligan a trabajar de una forma diferente a la moto.
Derivado de esto y ya en el cuarto gran premio de la temporada hemos visto el primer movimiento por parte de Yamaha. Después de la pretemporada y los dos primeros grandes premios, en los que quedó claro que había un defecto, en el chasis de Yamaha optaron por cambiar el basculante. Ya con ese cambio poniendo la pieza de la temporada anterior mejoraron en Argentina su rendimiento, pero no lo suficiente.
Así que en Jerez apareció un tipo anónimo con gafas de sol, rostro impenetrable y dos maletines negros, uno a cada mano, en los que traía un chasis para cada uno de los pilotos oficiales.
Este nuevo chasis estaba modificado de forma artesanal, con soldaduras manuales y golpecitos de martillo al más puro estilo Hattori Hanzo.
Más largo y más flexible, lo que se busca con este chasis es compensar la rigidez de los neumáticos reforzados de Bridgestone. Es decir, que con los movimientos de torsión del metal se intenta asimilar el trabajo que se esperaba que hiciese el caucho de los neumáticos. O más bien, el compuesto químico que desempeña el papel del caucho.
La cuestión es que lo han conseguido en un cierto grado. Flexa al frenar, absorbiendo un poco más los movimientos de las ruedas convirtiéndolo en movimiento bajo el culo del piloto, y flexa al acelerar, cosa que mejora el problema de spinning. Así que si le das algo más estable con lo que frenar a Valentino, te recordará por qué siempre se ha dicho de él que una de sus mayores virtudes es lo fuerte que frena (fuerte = parar la moto en menos metros).
Lógicamente todo va enlazado, y esa mejora en la estabilidad de la frenada le permite a Vale recuperar su “magia”, y su truco de la frenada hace que la goma delantera coja más temperatura, y como coge más temperatura puede montar la goma dura delante. Y eso lo que hace es que el piloto tenga mayor confianza en su pilotaje. ¡Olé Vale!
Siempre he defendido que la grandeza de Valentino no es todo lo que ha ganado, sino de las diferentes formas que lo ha hecho. Porque ha tenido que adaptarse y aprender para seguir ganando.
Ahora es fácil pensar que tras estos avances también se cambie la configuración de la electrónica, que hasta ahora debía ser conservadora con el neumático trasero. Se abre una nueva horquilla de posibilidades de configuración del software más centrado en obtener el mayor rendimiento del motor para ir hacia adelante y no en unos settings más pensados en acabar “lo mejor posible”.
Esto es lo que, a mi modo de ver, el trabajo de Yamaha y de Valentino hace que se convierta en el rival más probable para Marc.
Los ingleses dicen que “a un perro viejo no, se le pueden enseñar trucos nuevos”. Nosotros decimos que “sabe más el diablo por viejo, que por diablo”.
Todo depende de la actitud.
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