Con la sorpresa, relativa, de que Marc no se llevase el mejor tiempo y estuviesen por delante Pedrosa como poleman y Lorenzo en segunda posición nadie imaginaba lo que iba a pasar.
El sol ya había abandonado su posición de privilegio en el cielo, pero no importó porque las verdaderas estrellas estaban en la pista.
La carrera se podía analizar, desglosar, estudiar… pero algo tan grande no se lo merece. Algo así sólo
puede ser apreciado como si de una obra de arte se tratase.
En realidad teníamos escrito un artículo que era una crónica de lo sucedido en MotoGP el
domingo, sin embargo y tras haber dejado pasar unas horas, el poso que nos dejó esa enorme disputa, esa
lucha, nos hace ver que trasciende su fin de semana de celebración, su temporada e incluso trascenderá a su generación.
Sí, eso es. Esta carrera va a trascender a su generación. Va a ir más allá de la vida deportiva de los
protagonistas que la han rubricado.
Siempre se oye que aquellas de Schwantz, Rainey, Lawson, Gardner, Doohan, etc… fueron mejores. Pero
eso se dice porque la memoria es traicionera, y lo mejora todo. Si sois unos enamorados de las dos ruedas y
seguís las carreras desde finales de los ochenta o principios de los noventa os vendrá rápidamente a la
cabeza si os nombro la carrera de Suzuka. Quince vueltas de oro puro.
¿Se podría decir que aquella fue mejor que la que vivimos este pasado domingo en Montmeló? Es y va a ser difícil de decidirlo, y ahí está la grandeza de este tipo de carreras.
Es rotundamente claro que el Circuit de Barcelona-Catalunya ha sido el escenario de un espectáculo que sólo puede ser superado por otra carrera igual, pero en que también Jorge Lorenzo esté en la segunda mitad optando a la victoria, ya que fue el único que no estuvo en las intensísimas vueltas finales.
Ya desde el principio hubo adelantamientos en las primeras posiciones, ¡por fin! Y no sólo uno o dos, sino
que realmente ha sido una orgía de manos levantadas, gritos y risas por nervios y de admiración, de
aplausos, de puños al cielo y agitar de banderas de uno u otro piloto que acompañaban los movimientos que hacían sobre sus motos.
Los cuatro fantásticos han llegado a liderar en un momento u otro la carrera. Incluso Bradl convertía en un
quinteto el grupo de motos que componía el vagón de la clase noble. Jorge ha dejado su impronta al inicio de carrera con un “por fuera” a Dani en la curva 1 ya que el de Castellar cubría el interior, como mandaba la lógica.
Eso ha sido una declaración de intenciones. Lo mismo que la salida de Rossi, que ha conseguido remontar y
situar su moto en cuarta posición y intercalando a las Honda. Y a partir de ahí el italiano ha dado buena
cuenta de la otra Repsol, la de Dani, y también de su compañero de equipo. ¿Quién dijo que no se pueden enseñar trucos nuevos a un perro viejo? Vale había superado sus problemas de ritmo con neumático nuevo y depósito lleno, llegando a tirar del grupo y consiguiendo unas décimas de ventaja.
Esa ventaja llegaba merced a una lucha entre Lorenzo, Márquez y Pedrosa. Marc, que era conocedor de que en esta carrera no tenía mayor ritmo que sus contendientes, no dejaba que le precediesen. Cada vez que era
adelantado, él les metía la moto tan pronto como era posible, es que el niño además de bueno nos ha salido listo. Eso, además de dar la ventaja que comentábamos a Rossi, aceleraba las pulsaciones de todos los que estaban viendo la carrera. Tanto en el circuito, como a través de la televisión.
Problemas en el tren delantero y de tracción a la salida de las curvas, hicieron que Lorenzo se quedase ligeramente, más atrás ya viajaba Bradl. En cabeza quedaba un trío de muchos quilates. Dani, inteligente donde los haya, estuvo siguiendo su ritmo sin forzar más allá para poder llegar a la hora de desatar las hostilidades con la máxima goma posible.
Pero es que además de buenos son tan listos, tan experimentados, tan inteligentes… que fueron capaces de dejarse recuperar la posición por Vale, ya que le adelantaron con bandera amarilla. Una bandera amarilla que prohíbe dicho adelantamiento, pero que no vieron sino que imaginaron al ver una moto en la grava. Estos chicos saben lo que se juegan.
Poco después de devolver a Valentino su turno en primera posición, le superaron los dos pilotos de HRC.
Demostrando que la Honda tiene algo más que la Yamaha, todavía. Se iban a disputar la victoria los dos
pequeños pilotos españoles, ya que distanciaron ligeramente al astro de Tavuglia.
Un Dani Pedrosa con una agresividad desconocida atacaba a Marc por todas partes, de todas las formas y
maneras imaginables y al alcance, superando en la frenada de recta de meta y poniéndose en cabeza. Para su desgracia se fue ligeramente largo y no pudo acometer la curva 3 (el curvone) con la aceleración necesaria y fue superado de nuevo. El resto de la vuelta es algo que no se puede describir y que habría que ver sin falta. Lo único que se puede contar es que Dani lo intentó de tal forma que en la curva 11 acabó impactando con la rueda trasera de Marc. Cosa que le sacó de la trazada y, aunque consiguió salvar la caída, le hizo perder la segunda posición a manos de un Rossi que sabe que siempre hay opciones de que un lance de carrera te regale una plaza.
Marc ganó su séptima carrera consecutiva, haciendo que al fin dos hermanos ganan el mismo fin de semana y en el mismo evento y completando la victoria de Àlex horas antes. Valentino disfrutó y nos hizo
disfrutar y ahora sabe algo más qué es lo que necesita la Yamaha para acercarse a la Honda. Dani también
hizo diabluras sobre su moto, y en su expresión se veía que haber llegado tercero, esta vez, no era un
problema porque también había sido satisfactorio para él.
Y es que, viniendo de una carrera como la de Mugello, haber podido vivir esta ha sido un regalo. La italiana parecía insuperable, hasta que llegó esta.
¿Qué nos darán en la próxima carrera? No seamos duros, y valoremos esta carrera como se merece, que cuando en una década se haga referencia a ella, podremos sonreír pensando que “Yo vi aquella carrera”.