Retornó Marc Márquez a subirse a lo más alto del podio, aunque fuese de forma un poco accidentada tanto en la pista como en el propio podio. El de Cervera se fue al suelo al subir al peldaño más alto, pero caerse ahí seguro que no importa lo más mínimo.
Quizá una vez pasada la carrera resulte sencillo señalar a Marc como el piloto con más opciones para la victoria, pero es que la pasada temporada ya fue el hombre más rápido que se encontró con el problema de los neumáticos. Problema que seguramente se hubiese repetido de haberse disputado la carrera a las 25 vueltas programadas.
Más allá de los problemas de Michelin con Ducati, que cambiaron la fisonomía del Gran Premio, la carrera se cobró su primera víctima en uno de los mecánicos de Aprilia para Álvaro Bautista. Esto debería borrar de la cabeza la idea de los que abogan por un cambio de moto para incrementar el espectáculo, dado que la situación de riesgo es altísima y no sólo para los pilotos.
Pero centrándonos ya en la carrera, se vio dominar de nuevo a Marc en los dos episodios que Dorna decidió para que hubiese carrera. En la segunda entrega su dominio fue insultante y puso entre él y el siguiente más de 7 segundos de diferencia, y salió con Rossi pegado a su rueda para las últimas diez vueltas. Sí, Marc ha ganado, sí Honda quizá ha encontrado el camino, pero aunque también sea favorito en CoTA la semana próxima todavía no se puede decir que hayan llegado a donde deben estar.
Rossi, por su parte, exprimió eso que se llama experiencia, y supo llegar cuarto cuando no podía optar a más. Aunque de hecho llegó segundo por una maniobra más allá -mucho más allá- del límite por parte de Iannone. La cuestión es que el italiano que partió de la segunda plaza consiguió poner en aprietos a Márquez con la primera moto, le superaba con relativa facilidad en la salida de las curvas por la mejor tracción de la Yamaha, y podía mantener el ritmo de Márquez en las frenadas fuertes. Con la segunda moto parecía que no podía hacer nada contra nadie, incluso recibió el ataque de un Viñales que sólo cometió el error de pisar un parche de humedad en la primera curva, que dio al traste con una carrera que hasta ese momento era perfecta y que apuntaba podio. Destrozado anímicamente, llegó llorando a su box.
Después de la caída de Mack llegaron las Ducati para superar a Rossi, quien tuvo que abrirse ante un ataque de Iannone y que Dovizioso aprovechó para superarlos a los dos y poner tierra de por medio. La desgracia fueron esos metros, porque como un ‘kamikaze’ Iannone probó el todo o nada en la penúltima curva, sin valorar que el ‘nada’ también era para su compañero. Nada, puntos de carné y tres posiciones en la parrilla del próximo GP como sanción para el fogoso piloto. Dovi levantó y empujó su moto para llegar a la meta y lograr dos puntos y proclamarse como hombre de honor. Ni un mal gesto le hizo a su compañero en el accidente.
Ante tal revuelo recogió Dani Pedrosa la tercera plaza, ya que delante de él se habían caído Viñales, Dovizioso, Iannone y tuvo problemas técnicos un Redding que le había superado. Él mismo reconocía que a pesar de haber conseguido el podio, no había hecho una buena carrera y que deben trabajar más.
Hubo también guerra entre Barberá y Espargaró, que aprovechó Laverty para colocar su Ducati-Aspar en la cuarta plaza general de la carrera y ganar el apartado de privados. Entre tanto, los españoles se enzarzaban en una batalla de gestos primero, y dialéctica más tarde cuando tuvieron micrófonos delante.
En el Top10 estuvo Tito Rabat, marcando una novena plaza que será difícil de repetir esta temporada. Es fácil caer en desmerecerla por el elevado número de caídas que hubo delante de él, pero es precisamente eso lo que debe hacer, aún más, poner en valor esta posición. Ha quedado claro que lo fácil no era terminar, sino irse al suelo y por ello sólo se puede felicitar al piloto de Barcelona.
En esa suerte de caídas estaba un Jorge Lorenzo que nos demuestra cuánto tiene de mental cualquier deporte. El motociclismo no es sólo subirse en la moto, dar gas y frenar fuerte y tarde, no… cuando vas sobre la moto te conviertes en una ‘ECU’ que recibe información de cómo va la moto desde todas partes, de tus manos, de los pies, del asiento, y por supuesto de la vista y del oído. El problema es que el procesamiento se hace con pulsaciones altísimas y con sensaciones que, a veces, hacen que nos sintamos mal haciendo lo que hacemos y nos genere desconfianza.
Y eso es lo que le pasó a Jorge, el hombre al que todo el mundo ha comparado en algún momento con un robot por su precisión. No fue capaz de entrar en la curva por donde tocaba y, como a Maverick, un parche de agua le dejó fuera de carrera.
Como dijo el balear, hay que pensar ya en la siguiente.
@motor_lu