Hemos querido abordar este artículo con la perspectiva que da el haber dejado pasar la agitación del primer momento. Y para mantener una opinión sin influencia hemos permanecido al margen de cualquier publicación o debate que haya tratado este asunto, con el fin de poder evitar una asociación de ideas inconsciente.
Principalmente el enfoque buscado evita centrarse en el incidente en sí gracias al tamiz del tiempo que anteriormente comentábamos, se ha cribado de forma natural aquello que es importante de lo que no lo es. Nuestros mayores dirían que se separa el grano de la paja, que al final nos llevará a otra conclusión que la lógica nos descubre y que ellos nos dirían con un sencillo y gráfico “no se pueden mezclar el agua y el aceite”.
Pero para llegar a ello hay que alejarse del foco del impacto entre uno de los pilotos que trabaja en el paddock y alguien que se había hecho con un pase que daba acceso al espacio laboral de muchas otras personas y que, por tanto, estaba donde podía estar. Porque lo tenía permitido.
El de Valencia es el último Gran Premio de la temporada. En él los equipos tienen que dar el “do de pecho” ante los patrocinadores, organizando fiestas de fin de temporada, eventos de fin de patrocinio, que conllevan muchas invitaciones que en otros circuitos no se dan. Incluso se llega al extremo de que equipos han pedido a esta publicación que se cediesen acreditaciones, en caso de sobrar alguna ya que, litarlmente dicen, “para Valencia siempre faltan”.
Como muchas veces se ha dicho, el paddock es una ciudad itinerante, en donde todo está milimetrado en cuanto a espacios y en donde absolutamente todo el mundo sabe cuál es su rol y es consciente de cuál es su lugar. Periodistas y equipos, por poner un ejemplo, tienen sus normas no escritas de cómo, hasta dónde y cuánto se mezclan y cada grupo comprende y respeta las necesidades del otro, son vecinos que tienen conflictos puntuales pero que tienen el objetivo común de llevar a cabo su cometido.
Sin embargo existen turistas. Porque, no nos llamemos a engaño, el comportamiento la mayoría de los poseedores de los pases de paddock no se comportan como aficionados, sino que tienen más que ver con el “turisteo low-cost” y de fin de semana que podemos encontrar en cualquier población de nuestra costa, en la que no respetan ni los espacios públicos ni el día a día de los vecinos. Afortunadamente no pueden pasar la noche, porque tampoco respetarían el descanso de esos que hemos dado en llamar vecinos.
Lo que se ha vivido, sin ser un plato de gusto para ninguna de las partes, era una cuestión de tiempo. Era algo inevitable y que incluso se puede asegurar que es algo que ya había sucedido con anterioridad. La diferencia es que hoy día todo el mundo tiene un cámara en el bolsillo gracias a la tecnología, si a eso se le suma que el piloto del incidente es la pieza más codiciada de esta pequeña ciudad tenemos que el resultado es una inmediata propagación del acontecimiento en las redes sociales.
El problema no es esta propagación en las redes sociales, el gran problema es la ligereza con que se juzga y se sentencia, en base a un desenlace en un vídeo de unos pocos segundos de vídeo. Sin contexto alguno.
¿Cuál es la responsabilidad de Dorna en esto? Porque muchas voces han reclamado y señalado al organizador como responsable último de que esta situación se pudiese dar. Y así es en realidad, sin embargo es prácticamente imposible anticiparse a estas situaciones si no es quitando a los equipos parte de su capacidad de hacer negocios y atraer dinero en forma de patrocinadores. Y son esos patrocinadores, por el dinero que ponen en los equipos, quienes provocan la superpoblación en este último evento.
Pero hasta ahora no existían argumentos para llevar a cabo un cambio de planteamiento y, si somos ponderados y no sobrerreaccionamos veremos que tampoco es necesario hacer un cambio significativo. Sin embargo sí que deberán buscar una mejor convivencia entre la población que trabaja, y los necesarios turistas que requieren las finanzas de los equipos.
Cualquier otra solución rompería el equilibrio que permiten la estabilidad de los equipos.
@MotorluNews