Los test disputados en Phillip Island nos dejaron dos nombres que destacaron por encima del resto. Maverick Viñales y Marc Márquez se encuentran en un estado de forma admirable y dominaron con firmeza en Australia, pero no parece que este vaya a ser un mundial solamente de dos. Valentino Rossi y Dani Pedrosa optan a la corona como lo llevan haciendo desde hace ya muchos años, junto a un Jorge Lorenzo que se encuentra en plena transición hacia la Ducati. Precisamente el cambio de alineación del balear crea la mayor incógnita del campeonato, visto el exitoso paso de Viñales a la Yamaha.
El piloto mallorquín se está enfrentando a una situación hasta ahora desconocida para él, al menos en MotoGP; cambiar de moto y de equipo. La última vez que lo hizo fue en 2008, cuando aterrizó en la estructura oficial de Yamaha. Por tanto la última moto ‘diferente’ a la M1 con la que Lorenzo compitió fue una Aprilia 250cc dos tiempos con la que se proclamó campeón de la categoría por segundo año consecutivo. Una máquina muy distinta de una MotoGP, perteneciente a otra época, a otra generación. Desde entonces nunca se ha tenido que adaptar a una moto radicalmente distinta, tan solo a las evoluciones de la MotoGP de Iwata dentro de la misma estructura. Seguramente el balear anda un poco oxidado en esto de adaptarse a una nueva montura y un nuevo equipo y es normal porque llevaba muchos años sin hacerlo. Veamos qué tal se le ha dado hasta ahora.
En los tres entrenamientos oficiales disputados hasta el momento, Valencia, Sepang y Australia, ha estado a menos de un segundo respecto al más rápido. Ocho décimas en Cheste y Phillip Island, mientras que en Malasia se quedó a cuatro. Al medirlo con su compañero de equipo vemos que está reduciendo distancia progresivamente. A tres décimas se quedó en Valencia, a dos en Sepang y una en Australia. Excepto en Malasia, donde Bautista le sacó una décima de ventaja, Lorenzo ha sido la segunda Ducati y progresivamente, reduciendo la distancia respecto a la primera. Está muy cerca de llegar a la primera carrera como mejor Ducati, lo que demostraría una adaptación realmente buena para un piloto que llevaba tantos años sin cambiar de moto.
Esta será una temporada difícil para él. Siempre ha mostrado un estilo de conducción -tan particular como efectivo- marcado por la importancia de la velocidad en el paso por curva, que se acoplaba como un guante a su vieja moto. Pero todo esto ya lo sabía cuando decidió cambiar de equipo. Podría haber renovado con su conocida M1 y hubiese tenido muchos menos dolores de cabeza en lo que a pilotaje se refiere, pero aceptó el reto de luchar por el campeonato con una Ducati que ha demostrado un gran potencial. Su nueva moto no solo se llevó dos carreras el año pasado. Gracias a su motor hace que sus rivales pierdan los nervios en las rectas, aunque hasta ahora le ha faltado un pasito más para poder plantar cara por la corona y por eso le ficharon.
Ahora queda por ver hasta donde llegará el mallorquín sobre la nueva montura. Para poder pelear por el campeonato deberá rendir a un nivel muy alto. Los rivales están en plena forma y tanto Honda como Yamaha han demostrado trabajar en el buen camino durante el invierno. El rendimiento del binomio Yamaha-Viñales ha quedado muy claro durante esta pretemporada y no hará otra cosa que subir el nivel de exigencia para llevarse el título, pero Jorge ya ha demostrado en el pasado que puede ganar a los mejores. La ruleta de la temporada 2017 ha echado a rodar y Lorenzo ha apostado todas sus fichas la rojo ¿Dónde caerá la bolita?
@JGonzalezGP