Diego Lacave
@DiegoLacave
El pequeño de los Márquez consiguió, en el Gran Premio de Malasia, cerrar la pelea por un título anhelado durante años, antes de la última carrera de la temporada. Y en esta recta de atrás de los martes vengo con ganas de confesar que me hubiera gustado estar en Sepang este pasado domingo; para poder abordar a Marc en la rueda de prensa del podio y saludarle, diciéndole: ¡Hola, hermano de Álex!
Hace mucho que le pregunto a Marc Márquez (de forma recurrente, de vez en cuando) qué es lo que aprende él, de Álex Márquez; en contraposición a la pregunta que más ha tenido que responder, el pequeño de la saga, en los últimos años: “¿Qué te aporta Marc cada día?” Porque el precio que ha tenido que pagar Álex (como lo paga Luca, que para colmo es solamente “medio hermano” de Valentino) es muy alto; incluso a pesar de todo lo que la (poca) pena vale: ese inmenso privilegio, que a la vez puede ser una losa, de ser el hermano pequeño de un genio consagrado.
De hecho (y no es broma ni peloteo con trampa a mi cliente de esta web) el único sitio donde encontrarás una entrevista al campeón del mundo de Moto2 de 2019 (cuando más peleaba, en 2018) casi sin mencionarle a Marc Márquez, es este: aquí, en MotorLuNews. Y sin embargo, la única pregunta que Lucio le hace a Álex sobre su hermano va precisamente por ahí: lo que le aporta entrenar con él a diario. Es un mantra inevitable.
Yo le doy la vuelta a todo; porque llevo desdoblando mi persona tres veces al día los últimos treinta años. Es un ejercicio cansado e incluso frustrante que, sin embargo, tiene una recompensa inefable: ir más allá de la empatía convencional y poder meterte en la piel de los demás. En el caso de Álex, parto con ventaja: soy, como él, el menor de dos hermanos; y el mío (como Marc) siempre fue y siempre será un líder natural del que aprender a diario. Por eso le entiendo tanto, desde siempre: porque conozco el valor que tenemos, como segundones, en la formación (y el mantenimiento) del liderazgo de los primogénitos.
Álex Márquez es Campeón de España (Marc, no) y el primer piloto de la historia (creo haber escuchado por ahí) que conquista el título en las jóvenes categorías de Moto3 y Moto2. Pero eso es lo de menos: Álex es un ganador por sí mismo; alguien que lleva en la sangre de los apellidos Márquez Alentá el ADN de todos que vencen a la adversidad a golpe de trabajo: la actitud. Esa constancia diaria que avala el famoso refrán anglosajón que tanto me gusta a mí recordar: “la suerte es eso que necesitas cuando tú ya has dado el cien por cien”.
Al final lo de siempre: acabo hablando de lo que, al principio, critico. Porque quiero colocar un mensaje claro: mucho más que Álex, pienso que, hoy en día, es Marc el gran beneficiario de ser “hermano de” en el mundial de los grandes premios. Por supuesto que la pujanza del #93 (desde hace diez años, ya) ha allanado el camino inicial del #73. Pero con el paso del tiempo, con la presión de tirar del carro de un clan entero y con un reto de futuro que consiste en asaltar la historia a golpe de palmarés, la figura de Álex le da a Marc una fortaleza extra; por no hablar de la satisfacción de los triunfos.
La remontada de Marc en MotoGP en Malasia tuvo la recompensa doble de saber que iba a abrazar a su hermano recién “campeonado” en el corralito del podio. Eso no tiene precio en un circo donde la mayoría de los trapecistas saltan sin red, porque viajan sin el aliento de tener cerca a su familia. El complemento que Álex ofrece a Marc es un activo inmenso, hoy día; y por eso el hermano mayor prefiere que el pequeño se haga fuerte en Moto2 y siga ampliando palmarés antes de subir a MotoGP a sufrir y convertirse en un rival más de la parrilla. Pero eso es otra historia que contaremos cuando llegue. Hoy, el flamante campeón de Moto2 es “el hermano de su hermano” mientras que Marc sabe que es (y le encanta serlo) el hermano de Álex Márquez.
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No me pareció que 2018 haya sido el año que “más peleaba”. Pero sí el de los que fallaba, que cometía errores de coco en finales de carreras, mientras Pecco, Oliveira y cia. le pintaron la cara gp tras gp.
Ni una carrera ganada en 2018, solo un 2do puesto y alguno 3ros. No hablemos ya de que llevaba cuatro temporadas en la intermedia sin ser luchador directo del título.
En este 2019 se le alinearon varios planetas, y se coronó, sufriendo en vez de dominando.
El primer planeta que se le alineó fue el Dunlop con sus neumas partir de Lemans, el otro planeta fue el de los rivales: Ktm de espantada con un chasis que si no fuera por Binder hubieran hecho un año paupérrimo, y el resto no tiene regularidad, o en el caso de Luthi que la tiene, pero que carece de carácter.
En cualquier caso, es un campeón circunstancial, como lo fue Rabat. Lejos de ser un verdadero dominador picadora de carne como lo fueran Zarco o Bagnaia.
Seamos más honestos y no tan de los nuestros. Los equipos buenos de motogp suelen cometer errores pero no son tan tontos. Si Alex fuera bueno ya hubieran pugnado por él. Por algo será que no muestran un mínimo interés. “Hijo de”, “hermano de”. Más o menos significan lo mismo. “Per se” estaría años estancado en la intermedia, como Aegerter, Luthi, etc.
Saludos