Diego Lacave
@DiegoLacave
La recta de atrás de Cheste es en realidad la bestial grada de enfrente que, llena de gente el domingo de Gran Premio, alegra la vista desde la terraza de la sala de prensa del Circuit Ricardo Tormo. Pero en las jornadas de test, el muro de hormigón (que a mí se me antoja como un sueño mexicano para Trump: detener las hordas de ilegales y cobrar entrada por ello) vacío delante de nuestros ojos; y la exigua actividad en pista, nos dan la tranquilidad necesaria para analizar un circo desnudo de todo el ruido que le acompaña.
El fichaje de Álex Márquez en el Repsol Honda Team, al lado de su hermano mayor y punta de lanza de HRC es, sin lugar a dudas, la noticia de MotoGP de 2020 antes incluso de que nos comamos las uvas de este agonizante 2019. Ya se ha escrito mucho, ya se ha hablado demasiado: todos tenemos en nuestras respectivas cabezas una idea propia sobre el cómo o el porqué del evento sobrevenido en cuestión. Nadie nos va a sacar de la opinión que nos hemos cocinado cada uno, a estas alturas.
Al final, tengo que rescatar un viejo pensamiento que escribía en los años (muchos antes de su retirada) en los que ya se cuestionaba a otro piloto oficial de Honda que no ganaba el título de MotoGP. Y me quedaba con una conclusión que en realidad era una pregunta al respetable: ¿A ti qué tal te cae, Dani Pedrosa? Ahora interpelo de la misma manera individual a cada persona que me lea: ¿Y a ti, qué tal te caen, los hermanos Márquez? Porque si somos sinceros con nosotros mismos (que es el primer paso para conseguir serlo, de verdad, con los demás) nos daremos cuenta de que el fichaje de Álex siempre lo vamos a analizar desde nuestros sentimientos, ya vengan de la cabeza, del corazón; o de las tripas. Según toque.
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Todo: el título de Moto2, que un candidato como Zarco naufragase en el Gran Premio, con la oportunidad de oro (estar encima de la moto) de pujar a golpe de resultados… Todo, digo; se diluye en la frontera de los sentimientos, porque una cosa está clara: estamos hablando, se va a seguir hablando, de lo que significa estar en el equipo más exigente de la parrilla de MotoGP. Uno de los puntos interesantes lo ha puesto en la palestra Oriol Puigdemont en Dazn: ¿Qué sería una buena primera temporada de Alex en MotoGP? Y la cosa venía a cuento de lo mal que había terminado Petrucci y la crisis de Ducati.
Se nos olvida que Danilo ganó nada menos que el GP de Italia… ¿Alguien piensa que Álex pueda ganar en Jerez? Desde luego sería impresionante. ¿Con quién se le tiene que comparar? Para mí (por ejemplo) con un campeón de Moto2 como Zarco o Tito. Pero claro: ellos no fueron a un equipo del mismo nivel ni de la misma exigencia. También avalo la opinión de quienes reivindican que no rebajemos esa presión sobre el piloto porque en cierta forma estaríamos reconociendo que no valía para el puesto. Una cosa es indiscutible: este pasado martes de test se cayeron muchos pilotos, incluso Marc; pero los digitales hacían entradas con “no te pierdas el vídeo de la caída de Álex Márquez en su estreno en MotoGP” sin ningún pudor. Y el miércoles seguíamos preguntando a Marc por su hermano y no tanto por su moto.
A la una de la tarde del segundo día de test se produjo una imagen histórica; Marc adelantando en el “curvone” a Álex y el pequeño pasando a seguir la rueda del mayor; que redujo el ritmo una vuelta y pico para que le pudiera tomar por referencia. Así fue como se convirtió, Cheste, en Rufea. De hecho, será “el pisito” de Lérida en el que se presentará, el viernes de la semana que viene tras los test de Jerez, el Allianz Junior Motor Camp By Marc Márquez, en el que los dos hermanos volverán a estar juntos. Pero lo que tenga que venir nos dirá si no ha sido Cheste, sino cada circuito del calendario 2020 de MotoGP, lo que se convierte en un Rufea de cada fin de semana de carreras. El morbo está servido y todos vamos a sentarnos a esa mesa, parroquia: reconozcámoslo.
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Habías intentado quitar hierro al asunto con aquel artículo del “hermano de mi hermano” en el que defendisteis algo muy poco defendible. Y luego, a la luz de lo ocurrido con el fichaje, has quedado en “posición fuera de juego”, pero vuelves a la carga para intentar quitar hierro a lo obvio.
Y has caído en el clásico error de la generalización precipitada con eso de que al fichaje del hermano “siempre lo anlizaremos desde nuestros sentimientos”. Error más viejo que mear parao.
Y mira por donde, sin querer has mencionado al majo de Tito Rabat, que junto a Morbidelli habían recalado en monturas Honda a posteriori de sus títulos en la intermedia, y te pregunto apuntando a un simple sentido de ecuanimidad sin sentimientos:
¿les hubieran dado la misma silla que a Alex, en caso de haberse encontrado Tito y Morbi en similares circunstancias que rodearon a las del hermano? ¿dónde están los sentimientos ante esa pregunta?.
No se puede evitar el tema, de la misma manera que no se puede evitar ver a un gordo en un elevador XD, los enchufados generan mala vibra a su alrededor en cualquier ambiente de trabajo, además del sambenito que se ponen de manera vitalicia.
Simple sugerencia: deberíais haber escrito sobre pilotos máquinas de moto2 como Pecco, o recientemente Brad Binder con sus estilo cañero, es decir, de aquellos que se ganan respeto y aplausos auténticos de la afición, en vez de defender al enchufao XD