Nueva pole para el diamante cada vez más pulido de la familia Rabat. En el icónico circuito de Mugello, en donde se dice que marca más la diferencia el piloto que la máquina, Tito fue capaz de recuperarse de un susto en las primeras vueltas tras un toque con Luis Salóm.
Dicen que Mugello es un circuito de piloto, que distingue entre hombres y niños. También dicen que Tito no es un piloto de talento, sino que es fruto del trabajo, el tesón y la entrega ¿Seguro?
También se dice que el esfuerzo es la virtud de los mediocres. Sin embargo no hay esfuerzo que aflore de la forma que lo está haciendo en la conducción de Tito Rabat, si no es que está abonado con una dosis de ese ingrediente mágico que se llama talento.
Tanto es así que el de Barcelona ha sido capaz de cambiar su estilo de conducción. Y sí, hay que decir que ha cambiado desde que frecuenta la compañía de los Márquez, pero principalmente ha cambiado su manera de verse a sí mismo. De saber qué quiere, y haberse dado cuenta qué quiere decir “querer algo”, ambicionarlo de verdad.
Todos “queremos” cosas, pero no sabemos o no queremos sacrificar lo que sea necesario para conseguir ese algo. La mirada al infinito que se veía en Tito, a través de la visera transparente que montó para la carrera nocturna de Losail, habló mucho más que todas las ruedas de prensa que haya podido dar después. Era, y es, pura determinación.
Esa determinación es la que le ha hecho quedar siempre en los puestos importantes aún cuando tenía piedras en su organismo que le impedían descansar, la misma determinación que le llevó al podio teniendo un problema en el cambio en la reducción de tercera a segunda en el circuito de Texas, que aquellas carreras que no ha ganado ha ido recuperando desde posiciones más retrasadas de las que se le esperaban.
Nada es gratis, nada es fácil. Mika Kallio tiene la misma moto que él, y ha ganado dos carreras, pero no ha conseguido la misma solidez en sus resultados. Esa debe ser la medida que nos debe dar el punto de más que está dando Rabat, también en este gran premio disputado en Mugello, ya que un toque con Luis Salóm casi le envía fuera de la pista y le deja sin carrera.
No fue así, el toque de carenados en la bajada que lleva a las “arrabbiatas” no significó nada más que la pérdida de dos plazas y quedarse a casi dos segundos de la cabeza de carrera. Una cabeza de carrera que cada vez con más asiduidad está frecuentando Jonas Folger y un Luis Salóm que en esta ocasión sí pudo mostrarse competitivo hasta el final. El de Mallorca fue el único que pudo seguir al del AGR Team en su intención inicial de estirar el grupo para escaparse y tratar de retener una de las posiciones de podio por la distancia conseguida en la primera parte de la carrera.
Folger empezará a dar muestras de madurez cuando confíe más en su capacidad y posibilidades, dedicándose a tener un buen ritmo pero conservando los neumáticos el máximo posible para el final de carrera. Eso llega, necesariamente, con una evolución en la configuración de la moto. Ahora mismo es uno de los pilotos con mayor progresión, y el equipo en el que está también está sabiendo crecer correctamente.
Aún así fue superado primero por un Tito que llegaba desde atrás con un ritmo de una regularidad demoledora y de un Salóm que quizá ha empezado a dar pasos hacia esa madurez a la que se hacía referencia unas líneas antes, aunque esos pasos adelante no le permitieron meterle la moto a Tito. Las posiciones de cajón establecidas hacia mitad de carrera ya no cambiarían.
Por detrás la mala suerte se volvía a cebar con un piloto que cada vez parece tener menos brillo, a pesar de tener el soporte financiero necesario y ser referencia de Suter tras la marcha de Marc Márquez, Luthi se iba al suelo tocado por otro venido a menos, Nakagami. Esa caída le provocaba una rotura en el dedo anular derecho.
Torres, del Aspar Team, es el primero de los dos pilotos en atisbar la luz al final del túnel y estuvo combativo por entrar en el top10, del que fue desplazado por Franco Morbidelli, pero que ofreció mejores prestaciones y sensaciones. Contrariamente a su compañero de equipo Nico Terol. Que además de lo preocupante de su posición hay que preocuparse del tiempo que le metió el ganador: nada más y nada menos que 42.977 segundos. Por los mismo barrios se pasea otro ilustre, Julián Simón.
Buenísima progresión por parte de Axel Pons, que marcó un punto en la carrera al finalizar decimoquinto, refrendando su posición en parrilla de salida. Otro currante al que su apellido no le está haciendo ningún favor.
Aunque quedan muchas carreras, y habiendo repasado lo que fue la de Italia, el campeonato parece una cuestión interna del equipo ELF Marc VDS en donde vamos a ver cómo la diferencia se comporta como un acordeón, con grandes animadores en los debutantes que son capaces de ganar unas carreras y desaparecer en otras y viendo otro estilo de Moto2, en las que no hay aquella lucha cerrada que en el nacimiento de la categoría se dio.