Ya conoce usted, querido lector, la expresión ‘con un par’. La RAE no la recoge pero seguro que sabe a qué me refiero. Se usa para alabar la valentía, el arrojo, el asumir riesgos. Sirva este escrito para aplaudir a tres personajes que con sus correspondientes pares, han conseguido hacer vibrar a la mayoría de aficionados a MotoGP.
El Campeonato del Mundo de Motociclismo ha crecido mucho desde que Dorna tomase las riendas allá por 1992. Ha crecido en importancia, en repercusión y en influencia. Esto ha llevado a que los presupuestos cada vez fuesen mayores, así como la profesionalización de la máxima categoría del motociclismo mundial. Con sus ventajas y sus inconvenientes. Los pros son de sobras conocidos, aunque a menudo muy poco valorados. Uno de los contras es la ingente cantidad de dinero que cuesta competir actualmente a tan alto nivel.
El motociclismo como deporte de masas ha adquirido una nueva dimensión económica. Foto: Michelin
Con el crecimiento de los presupuestos se produce una consecuencia inevitable; cuanto más dinero hay en juego, mayor es el temor a asumir riesgos. Se necesitan apuestas con mayores garantías. Cada vez menos patrocinadores le ‘echan un par’, cada vez menos pilotos le ‘echan otro par’ y cada vez menos equipos le ‘echan otro par más’. Simplemente se estrecha el margen de error porque con tanto dinero implicado, cada fallo sale carísimo. Aquella imagen bucólica de pilotos que cruzaban Europa en furgoneta cargando sus propias motos, no es más que un retrato en blanco y negro colgado en la pared de la nostalgia. Entonces había mucho menos dinero de por medio y lo pasional, en dosis estratosféricas, a veces conseguía suplir a lo material.
Los Mundiales del pasado eran mucho más informales, más familiares y más amateurs. Foto: Repsol Media
Hubo un tiempo en que se apostaba fuerte y se asumían riesgos. Hace años un equipo satélite podía soñar con tener un ingeniero brillante y un piloto acertado para ganar el Mundial. Existió una época en que se podía ser un marciano que diseñaba su propia moto y la enfrentaba al todopoderoso mundo. Cuentan los mayores del lugar que incluso existieron fábricas que llegaron a competir con dos modelos a la vez, uno con la mitad de cilindros que el otro. En definitiva, una época pasada en que era más habitual que alguien le ‘echase un par’, con más corazón que razón, para optar a la gloria en la cima de las dos ruedas.
Honda NSR 500cc de 4 cilindros (Álex Crivillé nº4) vs Honda NRS 500 bicilíndrica (Sete Gibernau nº15). Foto: Repsol Media
Hace años las tornas cambiaron y dejó de haber hueco para tan utópicos sueños. El business se impuso y la épica se transformó. Nunca he comulgado con aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor y siempre me han sobrado motivos para sentir el vello de punta al arrancar cada nueva temporada. Simplemente la realidad actual nos ha dado nuevas emociones aunque nos haya sumido en el tedio de las apuestas seguras salvo contadas ocasiones, pero… ¡Benditas sean las raras excepciones! Todo ha cambiado tras Mugello y muchos morimos de emoción por que empiece ya la temporada 2019. ¿Qué ha pasado? Que tres personas le han ‘echado un par’ al asunto.
Este es el primer capítulo, introductorio, de una mini serie en la que analizaré la osadía de estos tres, uno por día. Tres valientes que podrían haber tomado la opción más segura, la más cómoda y la que menos problemas les hubiese creado. Sin embargo han hecho justo lo contrario. Han apostado al límite de lo que permiten los tiempos actuales por repetir la épica que nos hacía vibrar en el pasado. Han asumido un alto riesgo que les puede recompensar con el éxito y la gloria de la victoria. Mañana el primero. ¡Con un par!
@JGonzalezGP
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