Diego Lacave
@DiegoLacave
Marc Márquez “la cagó” en Cheste; según sus propias palabras. Otros pilotos que, como él, no pudieron salir a la segunda formación de parrilla, hicieron referencia a que la bandera roja debió ondear mucho antes. Y alguno, que se cayó en la segunda carrera, apuntó que hubiera ganado la primera, si no la hubieran detenido. Marc se limitó a reflexionar, primero, a aguantar el chaparrón de sus “jefes” y a pedir perdón a su equipo, después; y por eso su “cagada” se ha convertido en el mejor error de toda su carrera deportiva.
El pasado domingo era el cumpleaños de su jefe técnico, Santi Hernández; pero Marc Márquez no le regaló aquello que más ilusión le hubiera hecho: seguir su consejo en la parrilla de salida. Las condiciones estaban para el blando trasero pero Marc, obsesionado con dar el golpe al final de la carrera, quiso apostar por el medio. Y yo no dejo de pasmarme ante semejante exhibición de sinceridad selectiva; porque además de por la elección de la goma, Márquez se cayó a toda leche (como dice Puig) en el curvón porque iba encendido a por la cabeza de carrera. Y punto. Y seguido: es alucinante ver cómo los top riders conocen los límites de sus herramientas técnicas. Sobre todo cuando los sobrepasan. Esos límites; digo.
Contratar buenas firmas y conseguir información es un proceso costoso. Si aprecias lo que hacemos y quieres colaborar, puedes hacerlo aquí: (MotorluNews es una marca de Parker & Green, S.L.)
Dona en PayPal | Dona en GoFundMe |
En la gala donde puso su quinta chapa a la torre-trofeo de la FIM (encima de la fila de los últimos títulos de Rossi en MotoGP) Marc Márquez declaró que ha aprendido a vivir el presente sin obsesionarse con los posibles triunfos del futuro; porque, decía, sabe que los malos momentos pueden aparecer a la vuelta de la esquina. Y la cara que tenía era la de haber vivido uno así ése mismo día. Como ilustra la foto, bajo el aguacero de Cheste se quedó, pensativo, el ya campeón del mundo de 2018. Sabía, en ese preciso momento, la cantidad de suerte que había tenido, en varios aspectos. Y lo mucho que le queda por prepararse para el reto de 2019.
Marc Márquez podía haber pasado por alto este cero, tan dramático como irrelevante, de cara al título ganado este año. Con una de sus sonrisas de gala, podría haber dicho que le quería brindar el mejor espectáculo a la sufrida afición que se estaba empapando en las gradas. Además, era doblemente cierto: el pundonor de la gente y la intención del piloto. Pero no: Marc le dio relevancia a su fallo. Lo reconoció como tal desde el minuto uno y sobre todo, enumeró la faena que tiene por delante. Para empezar, los dos test en lo que queda de noviembre, en dos circuitos clave y con un crack de nuevo compañero y unos galones que defender a la hora de marcar el camino de Honda para 2019. Y para seguir, la operación de su maltrecho hombro izquierdo, al que ha llevado tanto al límite que los médicos tiemblan porque no saben qué se van a encontrar hasta que le metan mano. Y nadie se moja sobre que vaya a salir perfecto.
Con su sinceridad, con el enfoque más honesto posible de lo que había sucedido, Marc consiguió darle la vuelta a la tortilla un segundo después de haber caído. Dándose cuenta de la trascendencia de su fallo, y reconociéndolo en público, dio un paso más en el desarrollo de su arma definitiva: su condición mental; y su actitud. En realidad es una pequeña decepción que se queda en anécdota; pero Marc se dio cuenta que puede cagarla en cualquier momento que sí sea determinante, en el futuro. Y al final de toda esta historia, el palo de Cheste 2018 pasará a la historia como el “mejor error de Márquez”…de todos los tiempos.
Contratar buenas firmas y conseguir información es un proceso costoso. Si aprecias lo que hacemos y quieres colaborar, puedes hacerlo aquí: (MotorluNews es una marca de Parker & Green, S.L.)
Dona en PayPal | Dona en GoFundMe |